Del latín emotĭo, que significa , «aquello que te mueve hacia».

Una emoción, según el diccionario de Neurociencia de Mora y Sanguinetti (2004) «es una reacción conductual y subjetiva producida proveniente del mundo externo o interno (memoria) del individuo. Se acompaña de fenómenos neurovegetativos. El sistema límbico, es parte importante relacionado con la elaboración de conductas emocionales»

Algunas de las funciones principales de las emociones son:

  • Las emociones sirven para defendernos de estímulos nocivos o para aproximarnos a estímulos placenteros o recompensantes que mantengan la supervivencia. En este sentido además las emociones son motivadoras. Nos mueven a conseguir lo que es beneficioso y a evitar aquello que es dañino para el individuo y la especie.
  • Las emociones hacen que la respuesta del individuo (conducta) ante acontecimientos sean polivalentes y flexibles.
  • Toda reacción emocional incluye la activación de múltiples sistemas cerebrales (sistema reticular, atencional, mecanismos sensoriales, motores, procesos mentales) endocrinos (activación suprerrenal medular y cortical y otras hormonas) metabólicos (glucosa y ácidos grasos) y en general la activación de muchos de los sistemas y aparatos del organismo (cardiovascular, respiratorio, etc. con el aparato locomotor y músculo estriado como centro de operaciones).
  • Las emociones mantienen el interés y descubrimiento por lo novedoso.
  • Las emociones sirven como lenguaje para la comunicación entre individuos. Sirve además para crear lazos emocionales, (familia, amistad) contribuyendo al éxito de la supervivencia biológica y social.
  • Sirven para almacenar y evocar memorias de un modo efectivo. A nadie se le escapa que todo acontecimiento ligado a un episodio emocional, tanto si este tuvo un matiz placentero o de castigo (debido a su duración como a su significado) permiten un mayor y mejor almacenamiento y evocación de lo sucedido.
  • Las emociones y los sentimientos son unos elementos que juegan un papel importante en el proceso de razonamiento. Se piensa ya con significados emocionales. Y de ahí que sobre esa base, la emoción juegue un papel fundamental en la toma de decisiones consciente de la persona.Las emociones son pilares básicos sobres lo que descansan parte de las funciones del cerebro.

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Contexto cultural donde operan las emociones

El pensamiento de los últimos siglos ha insistido en el uso de la razón por sobre encima de las emociones. Culturalmente nos hemos educado a guiarnos “racionalmente”, bajo la premisa “pienso, luego existo”, restando importancia a la emoción y su expresión.

El ambiente cultural y social actual apunta a la no expresión emocional, sobre todo aquellas emociones que social y culturalmente han sido etiquetadas – estigmatizadas – como negativas, tales como la rabia, la tristeza, el dolor, o el miedo. Estas emociones han sido catalogadas como una debilidad más que un potencial, en consecuencia hay la tendencia a negarlas, reprimirlas, camuflarlas o apaciguarlas. En este contexto es común escuchar expresiones tales como: “Si te ven triste o llorando van a pensar que eres débil”, “deja el enfado: van a pensar que eres un amargado (a)”, “no te rías tan fuerte: es de mala educación”, “contrólate, no llores…” “los hombres no lloran”, etc.

De modo que las personas tienden a amoldar su expresión emocional a los cánones socialmente aceptados, lo cual puede implicar reprimir o negar determinadas emociones.  “Parte del manejo emocional tiene que ver con moldes… el hombre piensa, la mujer siente, los hombres no lloran, la tristeza es mala, el miedo es de cobardes… se pierde la emoción en una cuestión moral y la moralidad está en la acción, no en el sentimiento”. Pero nos engañamos al pretender meter las emociones en un molde, y etiquetarlas como buenas o malas, positivas o negativas. Las emociones son, simplemente, expresiones naturales de nosotros mismos que expresan una realidad interna, una necesidad.

La falta de conciencia emocional y regulación de las mismas, constituye uno de los elementos que mayor malestar social y personal genera al ser humano

Conciencia emocional

Podemos definir la conciencia emocional como la capacidad para tomar conciencia de las propias emociones y de las emociones de los demás, incluyendo la habilidad para captar el clima emocional de un contexto determinado.

Toma de conciencia de las propias emociones.- Es la capacidad para percibir con precisión los propios sentimientos y emociones; identificarlos y etiquetarlos. Contempla la posibilidad de experimentar emociones múltiples y de reconocer la incapacidad de tomar consciencia de los propios sentimientos debido a inatención selectiva o dinámicas inconscientes.

Dar nombre a las emociones.- Es la eficacia en el uso del vocabulario emocional adecuado y utilizar las expresiones disponibles en un contexto cultural determinado para designar los fenómenos emocionales.

Comprensión de las emociones de los demás.- Es la capacidad para percibir con precisión las emociones y sentimientos de los demás y de implicarse empáticamente en sus vivencias emocionales. Incluye la pericia de servirse de las claves situacionales y expresivas (comunicación verbal y no verbal) que tienen un cierto grado de consenso cultural para el significado emocional.

Tomar conciencia de la interacción entre emoción, cognición y comportamiento.- Los estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción; ambos pueden regularse por la cognición (razonamiento, conciencia). Emoción, cognición y comportamiento están en interacción continua, de tal forma que resulta difícil discernir que es primero. Muchas veces pensamos y nos comportamos en función del estado emocional.

Regulación emocional

La regulación emocional es la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas, no reprimir las que son de signo negativo, etc.

Las microcompetencias que la configuran son:

Expresión emocional apropiada.- Es la capacidad para expresar las emociones de forma apropiada. Implica la habilidad para comprender que el estado emocional interno no necesita corresponder con la expresión externa. Esto se refiere tanto en uno mismo como en los demás. En niveles de mayor madurez, supone la comprensión del impacto que la  propia expresión emocional y el propio comportamiento, puedan tener en otras personas. También incluye el hábito para tener esto en cuenta en el momento de relacionarse con otras personas.

Regulación de emociones y sentimientos.- Es la regulación emocional propiamente dicha. Esto significa aceptar que los sentimientos y emociones a menudo deben ser regulados. Lo cual incluye: regulación de la impulsividad (ira, violencia, comportamientos de riesgo); tolerancia a la frustración para prevenir estados emocionales negativos (ira, estrés, ansiedad, depresión); perseverar en el logro de los objetivos a pesar de las dificultades; capacidad para diferir recompensas inmediatas a favor de otras más a largo plazo pero de orden superior, etc.

Habilidades de afrontamiento: Habilidad para afrontar retos y situaciones de conflicto, con las emociones que generan. Esto implica estrategias de autorregulación para gestionar la intensidad y la duración de los estados emocionales.

La relación entre la emoción y la salud es cada vez más evidente, las investigaciones arrojan datos al resto de la relación entre las emociones negativas y la disminución de las defensas del sistema inmunitario, predisponiendonos a contraer enfermedades. Se han identificado más de cuarenta enfermedades que pudieran tener un origen psicosómatico, donde las emociones juegan un papel importante.

Dado lo cual, se hace importante la educación emocional, la re-educación en el caso de los adultos, de cara a tener mayor conciencia emocional; poder reconocer las emociones y sentimientos que nos afloran. Luego, lejos de reprimir estas emociones, hay que saber regularlas ante situaciones tanto favorables como adversas. La inteligencia emocional también se construye con dosis de empatía, de saber ponerse en la piel de los demás y comprender los sentimientos ajenos. Ello nos lleva a su vez a otra competencia, las habilidades sociales, el saber tratar con quien nos rodea y establecer lazos sanos y duraderos.

Una buena educación emocional es una forma de prevención primaria inespecífica.

Bibliografía

Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Barcelona: Praxis, Mora, F. (2009) Cómo funciona el cerebro. Madrid: Alianza Editorial,

 

Antonia M. Ramírez Cruceras, Psicóloga General Sanitaria

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