¿Cuanto te han influido los mitos del control?

Nos encantan los finales felices porque la sociedad nos dice que así es como debería ser la vida, toda alegría y diversión, erradicar los problemas y preocupaciones, todo paz y felicidad.

¿Te parece que está visión coincide con tu experiencia de vida?  Veamos una serie de mitos, en este sentido.

Mito…”si no eres feliz tienes algún defecto”

La sociedad occidental asume de forma lógica que el sufrimiento mental que generan las dificultades es anormal. Se considera como una debilidad o una enfermedad, como el producto de una mente en cierto modo imperfecta o defectuosa. Por ello cuando inevitablemente experimentamos  pensamientos y sentimientos dolorosos, solemos autocriticarnos por débiles o estúpidos.

Tenemos que entender que los procesos normales del pensamiento  de una mente humana  sana conducen de un modo natural a un sufrimiento psicológico.  Cuando surge alguna dificultad, frustración, preocupación, etc… no es que tú tengas ningún defecto, es sólo que tu mente está haciendo su trabajo.

Mito….” Para construir una vida mejor, tenemos que deshacernos de los pensamientos negativos.

Vivimos en una sociedad del bienestar, en una cultura totalmente obsesiona con encontrar la felicidad. Por esto existe una tendencia tan acusada que nos lleva a eliminar los sentimientos “negativos” y que en su lugar acumulemos sentimientos “positivos”.  Al fin y al cabo  nadie quiere tener sentimientos negativos, pero aquí está la trampa: las cosas a las que por lo general le damos más valor, conllevan toda una serie de sentimientos, tanto agradables como desagradables. Por ejemplo, una relación de pareja o un proyecto importante que emprendamos conforman sentimientos de ambos signos (emoción, amor, entusiasmo y también estrés, decepción, frustración)

Es del todo imposible construir una vida mejor sin estar dispuesto a experimentar unos sentimientos incómodos.

Mito… “Deberías ser capaz de controlar todo lo que piensas y sientes

Lo cierto es que tenemos muchos menso control sobre nuestros pensamientos y emociones del que nos gustaría. Sin embargo, sí tenemos una enorme capacidad de control sobre nuestros actos. Y es actuando como se crea una  vida rica, plena y llena de sentido.

Sentimientos negativos  como la ira, el miedo, la tristeza, la inseguridad y la culpa ( que han podido surgir en muchas situaciones de tu vida) aparecen  y si seguimos “ocupándonos de ellos” al rato vuelven, y luego se van de nuevo y después regresan otra vez y asi..

Si eres como el resto de personas del planeta, ya hayas invertido mucho tiempo y esfuerzo tratando de tener sentimientos “ buenos” en vez de “malos” y probablemente hayas descubierto que en el caso de que no estés demasiado alterado, puedes extirparlos hasta cierto punto. Pero también habrás comprobado, que a medida que aumenta tu nivel de angustia, tu capacidad de controlar estos sentimientos disminuye  progresivamente, por desgracia este mito esta tan extendido que tendemos a sentirnos frustrados cuando no logramos controlar nuestros sentimientos.

descarga      ¿Como aprendemos a controlar?

Desde pequeños nos enseñan que debemos ser capaces de controlar nuestros pensamientos. A medida que vamos creciendo, probablemente a la mayoría de nosotros nos dijeron frases del tipo “NO LLORES O TE DARÉ UN MOTIVO PARA LLORAR” “NO SEAS TAN PESIMISTA , MÍRALO POR LE LADO POSITIVO” “ALEGRA ESA CARA” “AHORA ERES UN NIÑO MAYOR. LOS NIÑOS MAYORES NO LLORAN” “NO TE PREOCUPES, NO HAY PORQUE TENER MIEDO” “NO SIENTAS PENA DE TI MISMO”

Con frases de este tipo, los mayores que nos rodean nos transmitían una y otra vez, el mensaje de que debemos ser capaces  de controlar nuestros sentimientos. A cualquier niño, le parece sin duda que los mayores pueden controlarlos o en cualquier caso, que son experiencias que no comparten contigo.

Es probable que en alguna ocasión, hayas presenciado su pérdida de control y muy probable también que los discursos ante por ej, el llanto intenso, fueran del tipo, “no te preocupes, no me pasa nada”, menos probable que nos dijeran  “estas lágrimas, se deben  a que estoy sintiendo una cosa que se llama tristeza. Es un sentimiento bastante normal”.

La idea de que debías ser capaz de controlar tus sentimientos se encuentra reforzada en la experiencia en los años escolares. Por ejemplo, generalmente los niños que lloraban en el colegio eran el hazmerreír de todos, o eran tachados de “lloricas” o “mariquitas” en especial si se trataba de chicos.

Más tarde, a medida que vamos creciendo, es frecuente que escuchemos o que nosotros mismos empleemos frases del tipo :  “¡¡¡Súperalo!!!”  “¡¡¡Pasa página!!!”  “¡No dejes que te afecte!” “No seas tan gallina” “¡¡Espabila!!” “¡¡Reacciona!!”  y frases por el estilo..

La intención de la emisión de todas estas frases, por supuesto que se presupone positiva, tiene una finalidad clara, intentar “aliviar” o modificar un estado o una emoción negativa.

Aunque obviamente existen muchos modelos de comunicación emocional, a lo largo de la descripción que acabamos de hacer, se visualizan patrones generales que están sujetos a normas sociales más o menos implícitas y muy extendidas.  Lo que todas estas frases implican es que deberías ser capaz de encender y apagar tus sentimientos a voluntad, como pulsando un interruptor.

Dado que en este post no estoy hablando de casuística concreta,  si no de generalidades, es frecuente, por la educación cultural,  que a los hombres les cueste más que a las mujeres admitir sus más profundas preocupaciones porque a ellos, en  una gran mayoría, se les transmiten valores como el estoicismo, se les enseña a embotellar sus sentimientos y ocultarlos “los chicos no lloran”. Por el contrario, y desde un punto generalista, y también debido a la educación cultural,  las mujeres aprendemos a compartir y a comentar sentimientos desde muy jóvenes. No obstante muchas personas, hombres y mujeres, interpretan que no es bueno hablar de los sentimientos, si se sienten angustiados o deprimidas, por miedo a que los demás les consideren más débiles o menos válidos. Nuestro silencio acerca de lo que sentimos realmente y la falsa actitud que adoptamos ante la gente que nos rodea no hacen más que aumentar la poderosa ilusión de control, de la que ya he escrito anteriormente…. La ilusión de control es la falsa capacidad que creemos que tenemos para controlar, evitar, librarse de los pensamientos, recuerdos, emociones, deseos,  visiones mentales o sensaciones que no nos gustan.  En nuestro mundo exterior, el material, podemos cambiar algo si no nos gusta o librarnos de aquello que nos resulta molesto, esa capacidad, nos lleva a comportarnos de igual formar con nuestro mundo interior…. donde las cosas funcionan de modo muy distinto.

    ¿ Cómo escapar de esta trampa del control?

El primer paso es incrementar la consciencia  de ti mismo. Fíjate en todas las pequeñas cosas que haces todos los días para evadir, cambiar o hacer desaparecer pensamientos y sentimientos desagradables. Y cuando te descubras utilizando estas estrategias de control, date cuenta de las consecuencias.

Invierte unos cuantos minutos todos los días en reflexionar sobre ello. Cuanto antes puedas reconocer cuanto has caído en la trampa, antes podrás librarte de ella. ¿Significa esto que tengas que soportar las emociones negativas y resignarte a una vida de dolor, tristeza, ansiedad.,..? En absoluto. Se trata de aprender una forma distinta de tratar los pensamientos y sentimientos no deseados. Como tenemos que ir poco a poco desproveyéndolos de su poder de modo que no te hagan daño, como imponerte a ellos en lugar que dejar que te aplasten. A dejarlos pasar en vez de combatirlos.

Antonia M.Ramirez, psicóloga clínica